No es ningún secreto que 2022 fue un año complicado para la renta variable. La guerra de Ucrania, el repunte de la inflación y los estrictos confinamientos de China no dejaron a los mercados emergentes como excepción. Tras un último trimestre más fuerte y un sólido comienzo de 2023, cabe preguntarse cuáles son las perspectivas para los mercados emergentes en los meses y años venideros.

En abrdn, nos centramos en cuatro cuestiones clave. En primer lugar, la probabilidad de una recesión en EE.UU., sus implicaciones para los tipos de interés y el dólar. Segundo, la recuperación económica de China. En tercer lugar, una década potencialmente apasionante para los mercados emergentes en general. Y por último, los fundamentales y las valoraciones.

Un dólar en declive

Empecemos por Estados Unidos. Una recesión en este país reforzaría los argumentos a favor de una mayor diversificación de las carteras mundiales, algo positivo para los mercados emergentes. La desaceleración económica conllevaría una menor inflación y, en consecuencia, unos tipos de interés más bajos en Estados Unidos. Unos tipos de interés más bajos, o incluso planos, supondrían el fin de la larga subida del dólar estadounidense y permitirían la recuperación de otras divisas. El dólar estadounidense es probablemente el factor que más influye en los flujos de capital hacia los mercados emergentes y en los rendimientos que éstos producen. Por lo tanto, si vemos una recesión, que esperamos hacia finales de 2023, debería crear un entorno relativamente benigno para los mercados emergentes.

Una recesión en EE.UU. también conllevaría un debilitamiento de los beneficios empresariales en ese país. Es probable que esto contraste con la situación de los beneficios en otros lugares. A medida que la recuperación china se afiance, es probable que los beneficios en el mundo en desarrollo aumenten, con consecuencias para los múltiplos de los precios de las acciones, que actualmente están bastante deprimidos. Así pues, no cabe duda de que hay margen para una mayor rotación desde EE.UU. hacia el resto del mundo, y especialmente hacia los mercados emergentes.

Recuperación de China

En China, el gobierno ha pasado de una estricta política de "cero contagios" a otra de "inmunidad de rebaño": aceptar que la pandemia es ahora endémica. Esperamos una evolución económica positiva no sólo en China, sino en el conjunto de los mercados emergentes. En los últimos años, uno de los grandes factores de la debilidad de los mercados emergentes ha sido la falta de turistas chinos. En este ámbito esperamos un cambio radical ahora que China ha abierto sus fronteras en ambas direcciones.

Otro beneficio de la reapertura de China es el impulso de su consumo interno. La historia del consumo chino es enorme para los mercados emergentes, apuntalada como está por unas tasas de ahorro récord. El gasto de parte de ese ahorro debería tener un gran impacto económico, tanto en el país como en el extranjero.

Estaremos muy atentos al sector inmobiliario. Gran parte de la riqueza china está vinculada a la propiedad inmobiliaria, por lo que uno de los retos de las autoridades es lograr al menos una estabilización de los precios de estos activos. Y es que los precios inmobiliarios serán cruciales para determinar cuánto están dispuestos a gastar los consumidores chinos.

Las autoridades chinas han facilitado a las empresas inmobiliarias la recaudación de fondos y pretenden fomentar la construcción y la venta de inmuebles. Esto debe equilibrarse con el otro objetivo principal del Gobierno: garantizar la disponibilidad de suficientes viviendas asequibles.

En general, esperamos que el mercado inmobiliario se estabilice en lugar de volver a sus excesos anteriores. Esto debería ser beneficioso para las empresas chinas de orientación nacional, especialmente las del sector del comercio electrónico.

Aumento de las inversiones en la próxima década

¿Por qué estamos tan confiados con la próxima década en los mercados emergentes? Bueno, desde la crisis financiera mundial de 2008, hemos visto cada vez menos gastos de capital. En su lugar, las inversiones se han volcado en investigación y desarrollo e intangibles. Ahora, sin embargo, esperamos que eso cambie. Y eso tiene importantes implicaciones para el rendimiento relativo de los mercados emergentes y los desarrollados.

Creemos que el principal motor de esta renovación del capex serán las iniciativas ecológicas, con mayor atención y esfuerzo para la reconstrucción de los sistemas de red y las aplicaciones de producción de energía. Y esto representa una gran oportunidad para muchas empresas de mercados emergentes.

También habrá importantes inversiones en la reducción del riesgo de las cadenas de suministro. Uno de los efectos de las crecientes tensiones entre China y Estados Unidos es que las cadenas de suministro están cambiando. Parte de ello implica la "deslocalización": a México le está yendo bien, ya que Estados Unidos busca más cerca de casa para cubrir sus necesidades. También esperamos que otros países emergentes, como India e Indonesia, se beneficien de estas tendencias a largo plazo.

Una cuestión de calidad

Todo esto nos lleva a pensar que los mercados emergentes lo harán mucho mejor en 2023 que en 2022. Teniendo en cuenta los fundamentales y las valoraciones, esperamos que la calidad se recupere, ya que es probable que las condiciones operativas sigan siendo difíciles, sobre todo debido a los elevados tipos de interés y a la inminente recesión estadounidense. En este entorno, las empresas de mayor calidad deberían estar mejor posicionadas para salir bien paradas.

Mientras tanto, las valoraciones en los mercados emergentes siguen estando baratas. Los mercados emergentes siguen cotizando con un descuento significativo con respecto a los mercados desarrollados. Dadas las tendencias positivas de las divisas, la recuperación del Covid y el capex, nos parece una razón de peso para seguir invirtiendo.