Enesencia, la integración medioambiental, social y de gobernanza (ESG) consisteen tener en cuenta los riesgos y oportunidades relacionados con  los factores ESG a la hora de invertir a largoplazo.

He aquí cuatro grandes tendencias de sostenibilidad que marcarán la forma de invertir en las próximas décadas:

1) Cambio climático

Los efectos físicos del cambio climático afectan a todas las regiones, sectores y comunidades. Estos efectos conllevan grandes riesgos, así como oportunidades, a medida que los países y las empresas realizan la transición a tecnologías con bajas emisiones de carbono.

Los objetivos de emisiones netas cero abarcan alrededor del 90% de la economía mundial. En el Acuerdo de París, los países se comprometieron a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, con el fin de limitar el aumento de la temperatura a "muy por debajo" de 2 ºC (y preferiblemente dentro de 1,5 ºC) por encima de los niveles preindustriales.

Sin embargo, todavía no se han tomado medidas creíbles para alcanzar estos objetivos. En efecto, estamos en una trayectoria de 2,4 °C, según los objetivos nacionales para 2030; las emisiones de carbono han alcanzado niveles récord y siguen aumentando. Por ello, resulta fundamental acabar con estas lagunas de credibilidad.

Los inversores deben comprender cómo afectará el cambio climático al valor de sus carteras. Deben detectar oportunidades a medida que el capital privado se canaliza hacia soluciones neutrales en términos de carbono. También deben identificar a los líderes creíbles en dicha transición que impulsarán la innovación y la descarbonización en el mundo real.

Dentro de este contexto, la evolución de la normativa se está acelerando. Por ejemplo, el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera Relacionada con el Clima (TCFD) del Consejo de Estabilidad Financiera ofrece un plan para convertir las preocupaciones sobre el riesgo climático en recomendaciones tangibles (por ejemplo, el uso de análisis de escenarios climáticos para calibrar los riesgos). Seguimos esas recomendaciones y animamos a otros a que lo hagan.

2) Biodiversidad

La biodiversidad se refiere a la variedad de la vida en la Tierra. El Foro Económico Mundial calcula que más de la mitad de la producción económica mundial -unos 44 billones de dólares- depende moderada o altamente de la naturaleza y de unos ecosistemas sanos.

Pero sin una acción urgente, nos dirigimos hacia un escenario de extinción -la desaparición de la flora y la fauna- a una escala no vista desde la desaparición de los dinosaurios hace unos 65 millones de años. El consumo excesivo de recursos naturales y los daños ecológicos que provoca han desencadenado una crisis de sostenibilidad equiparable al cambio climático (y estrechamente relacionada con él).

Por eso, evitar la pérdida de biodiversidad, o preservar el "capital natural", se convertirá muy probablemente en la próxima gran consideración de los inversores en su proceso de integración de la inversión ESG. Existen riesgos y oportunidades importantes en todos los sectores, como la agricultura y la minería, con implicaciones para los inversores.

Los inversores también deben prepararse para el impacto de una mayor regulación. Por ejemplo, la Taxonomía de la UE ha establecido una lista aprobada de actividades económicas sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Por otra parte, la creación del Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera Relacionada con la Naturaleza (TNFD) obliga a las empresas a mejorar la divulgación de su dependencia e impacto en los recursos naturales.

Medir nuestro impacto y dependencia de la naturaleza es complicado y estamos al principio de un largo camino. Sin embargo, los inversores deben alejarse de la idea de que la restauración de un ecosistema sano es un coste. Deben verlo como una oportunidad para apoyar economías florecientes, para realizar una transición a un mundo con menos emisiones de carbono y para crear una sociedad más igualitaria.

3) Diversidad, equidad e inclusión

La creciente concienciación sobre cuestiones como las diferencias salariales entre hombres y mujeres, el movimiento Black Lives Matter, el aumento de la desigualdad económica y el impacto desproporcionado del Covid-19 en las personas desfavorecidas ha centrado la atención en la discriminación estructural dentro de las sociedades.

En el contexto empresarial, la diversidad -una plantilla con características diferentes- y la inclusión -dar al personal la capacidad de contribuir plena y eficazmente- se han convertido en temas candentes. No se trata sólo de promover la equidad. Cada vez hay más pruebas empíricas que demuestran que, en las condiciones adecuadas, la diversidad y la inclusión pueden conducir a mejores resultados empresariales, por ejemplo, ayudan a atraer y retener el talento adecuado, a aumentar la productividad y a mejorar los resultados financieros.

Una plantilla que ofrezca diversidad de pensamiento puede aumentar la innovación y ofrecer un mejor servicio a los distintos segmentos de clientes. Por otra parte, a medida que muchas economías envejecen (con menos personas en edad de trabajar), pasar por alto el talento de forma sistemática podría significar la diferencia entre el éxito o el fracaso empresarial.

Nuevas herramientas, como nuestro Índice de Igualdad de Género, pueden ayudar a los inversores a tomar decisiones más informadas. Los inversores también pueden marcar la diferencia a través del compromiso corporativo, las votaciones y la asignación de capital. Pero el panorama político también debe mejorar para abordar algunos de los retos sociales relacionados con estas cuestiones.

4) Gobernanza

La gobernanza, en su sentido más amplio, se refiere a los parámetros con los que se gestionan los países y las empresas. La buena gobernanza es vital tanto a nivel nacional como empresarial.

A nivel nacional, los países pueden trabajar para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, un ejemplo de buena gobernanza. Mientras tanto, invertir en un país que invade a su vecino podría perjudicar a su cartera. Herramientas como nuestro Global Macro ESG Index pueden ayudar a identificar estos riesgos.

A nivel corporativo, unos principios de gobernanza y unas prácticas de gestión de riesgos sólidos se traducen en un rendimiento sostenible de la inversión a largo plazo. Por ejemplo, siempre recomendamos un consejo de administración independiente que represente opiniones diversas.

Los inversores pueden consultar las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales, que contienen las mejores prácticas más recientes en materia de: gobierno corporativo; prevención del soborno y la corrupción; retribución; respeto de los derechos humanos; transparencia fiscal y trato a los empleados.

Mucha gente sólo es consciente de los problemas de gobernanza cuando las cosas van mal: bancos que asumen demasiados riesgos que no comprenden; empresas que ignoran las denuncias de acoso de sus empleados; start-ups sin controles básicos para evitar el fraude. Estos problemas nunca desaparecerán. Como cada vez se invierte más dinero de las pensiones en mercados menos desarrollados -donde las normas de gobernanza pueden no ser tan estrictas-, los inversores no pueden permitirse bajar la guardia.

Conclusiones

Estas cuatro cuestiones de sostenibilidad determinarán la forma de invertir durante muchos años. Está claro que el capital privado, además de las empresas del sector privado, tendrá un papel importante que desempeñar. Sin embargo, es necesario que exista un entorno normativo favorable para garantizar que los inversores tengan los incentivos adecuados para asignar el capital de forma sostenible.

Esto ya está ocurriendo, pero quizá no con la rapidez suficiente. La aplicación de las normas existentes también es un problema. El cambio sólo puede producirse si se aplican las normas adecuadas y se vigilan debidamente.

Dadas las deficiencias del panorama normativo, otras actores dentro de este mercado -inversores, empresas y consumidores- deben tomar cartas en el asunto. Ahora que se acaba el tiempo, tener en cuenta los factores ESG es más importante que nunca.

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